La reunificación de deudas es una opción que se aplica frecuentemente a quienes se hallan en una situación financiera delicada. Mediante ella, se transforman varios préstamos en uno que, además, tiene una cuota más baja. Pero es necesario que te expliquemos mejor cómo funciona y qué tipos de reunificación de deudas existen.
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¿Qué es reunificar deudas?
Como te decíamos, consiste en transformar las deudas con varios acreedores en una más grande con un solo acreedor. Con lo obtenido de este último, se liquida lo que se debe a los otros. Por tanto, solo queda una cuota a pagar. Pero, además, esta es mucho más baja que la suma de las que teníamos.
¿Por qué es así? Por la sencilla razón de que el nuevo préstamo se fija a largo plazo. Por ejemplo, imagina que debes pagar mensualmente la letra de tu hipoteca, de tu coche o de dos tarjetas revolving. La suma de estas cuotas es de 1200 euros.
Sin embargo, contratas un nuevo préstamo hipotecario por un capital más grande que te permite liquidar, no solo el anterior, sino también los otros créditos que tienes. Además, si tu hipoteca era a diez años, la nueva es a veinte. El resultado sería que cancelarías todos los demás préstamos y quedarías pagando una cuota mensual de, aproximadamente, 400 euros.
Lógicamente, estas cantidades son meramente estimativas para que te sirvan como ejemplo. Si quieres obtener cifras concretas basadas en tu situación personal, debes acudir a un experto que estudie tu caso.
Por otra parte, existen varios tipos de reunificación de deudas. Pero, básicamente, son tres, que te vamos a explicar.
Reunificación de deudas con hipoteca o aval
La reunificación de deudas con hipoteca es, justamente, el caso que te acabamos de mostrar. Te vales de un préstamo hipotecario a más largo plazo para cancelar tus otras deudas. En cuanto al aval, significa que alguien firma contigo el nuevo crédito. Esta persona debe tener medios suficientes para pagar la deuda en caso de que tú no lo hagas porque la entidad bancaria se lo va a exigir. En eso consiste un avalista.
Por otra parte, en función del volumen del préstamo que pidas y de tus recursos económicos, puedes necesitar aval tanto para un crédito hipotecario como para uno personal. Sin embargo, la figura del avalista es más habitual en este último.
Reunificación de deudas sin hipoteca o sin aval
También es posible la reunificación de préstamos sin hipoteca o sin aval. Sin embargo, las entidades bancarias no suelen hacerlas. Salvo que tengas unos ingresos elevados y constantes (es decir, un contrato fijo), es muy difícil que los bancos acepten una operación de este tipo.
Ten en cuenta que, cuando se trata de un crédito hipotecario, estás poniendo como garantía la vivienda. Sin embargo, al hacerlo sin hipoteca ni aval, no existe un bien tangible que apoye el reintegro del préstamo.
Reunificación de deudas estando en ficheros de morosidad
Tampoco hay muchas entidades que acepten este tipo de operaciones. Uno de los primeros pasos que dan al recibir tu solicitud de crédito es comprobar tu historial de morosidad. Y, si apareces en alguno de estos ficheros, como ASNEF o RAI, probablemente te denegarán el préstamo.
No obstante, aunque pocos, existen bancos y financieras que aceptan clientes con este problema. Sobre todo, lo hacen cuando cuentas con garantías suficientes de pago o cuando la deuda que te llevó al fichero ha sido recurrida por ti.
En conclusión, te hemos explicado los tipos de reunificación de deudas y también en qué consiste esta opción, que te permite salir de una situación financiera delicada. La forma más sencilla de aprovecharla es mediante un crédito hipotecario, pero, como has visto, hay otras posibilidades.